martes, 29 de mayo de 2012

¿Se acuerda usted, don Lanzagorta Hernández?

¿Se acuerda usted, don Lanzagorta Hernández?

Si la alegría por haber demostrado ese su  gran poder como hombre de horca y cuchillo que es,  le ha borrado de la mente los detalles, ahí le van:

Por ANTONIO ORTIGOZA VÁZQUEZ


YAHUALICA, hidalgo.- A prácticamente 10 días de los hechos y mientras crece la ayuda del gobierno estatal a favor de los familiares de las victimas, AQUÍ ESTÁ HIDALGO, en exclusiva, da a conocer los testimonios de la gente que desde el pasado domingo 3 mantiene cerrado todo acceso al municipio. Ha quedado claro que el contratista Francisco Lanzagorta Hernández y quien fungía como director de la policía municipal, Edgar Barragán Aguirre, fueron no solo los autores directos de los crímenes, sino también los instigadores de los hechos de sangre.

“El pueblo yahualiquense aún llora a sus muertos y ora por sus heridos, siete, unos en Ciudad Madero, Tamaulipas, otros en Atlapexco y algunos más en este municipio. Su clamor es que todos ellos sean traídos a Pachuca. Tienen miedo, terror casi. Temen que vuelva Lanzagorta Hernández con sus policías veracruzanos, “los que se pelaron junto con él”.

“Los accesos a este pueblo siguen cerrados al paso de dirigentes  de partidos diversos, periodistas y curiosos. Los caminos están bloqueados con piedras, porque es mucha la desconfianza. “quieren politizar este dolor nuestro y no lo vamos a permitir”, dicen. Pero AQUÍ ESTÁ HIDALGO pudo entrar con ayuda de uno de los médicos que atienden a los heridos, Luis Manuel Medina, y de un ingeniero a quien sólo conocimos como Manuel, un huasteco de gran inteligencia, pues pudo convencer a sus paisanos de la buena intención periodística del enviado.

Fuimos blanco de miradas duras de los lugareños. La desconfianza era evidente. El palacio municipal, que erróneamente, según varios médicos, fue escenario de una protesta publica para exigir la liberación del comerciante (hablaron de dos) Rolando Lara Nochebuena, permanece vacío y resguardado por policías regionales de la Dirección de Seguridad Pública del estado, en quienes la gente ha depositado cierta confianza.

Entretanto, ya los habitantes del municipio comprueban que la ayuda que prometió enviar el gobierno de Manuel Ángel Núñez Soto es un hecho, que pronto llegarían unidades médicas móviles del DIF a atender las secuelas emocionales de los hijos de quienes fueron muertos o heridos. Ya saben que, por lo pronto, las viudas de los dos fallecidos recibirán una indemnización provisional de  50 mil pesos cada una, y que presumiblemente se creará un pequeño fideicomiso para garantizar la educación de los huérfanos. Eso ha acallado su exigencia de que el alcalde Juan Ramírez Hernández sea destituido, al constatar que al ocurrir la balacera este funcionario dormía en su casa.

Hasta la semana pasada Ramírez Hernández se encontraba en Pachuca, donde sostuvo innumerables entrevistas con funcionarios estatales en aras de intervenir en la coordinación de la ayuda que la administración estatal ya envía a Yahualica.

Y aquí, donde los lugareños critican “las falsedades que han publicado los periódicos”, surge la voz del subsecretario de Gobierno en la Huasteca, Eugenio Segura Marroquín, quien también refuta versiones periodísticas acerca de que él mantiene oculto al asesino prófugo. “Le dije a los señores del Diario de las Huastecas que fueran veraces y trasparentes y no manejen que falleció uno de los heridos. Imagínese el dolor de la señora que perdió a su esposo y que luego se entere por una mala información, que ya perdió al hijo también.

“Yo creo que tanto nosotros, gobierno, como los medio de comunicación, tenemos que decir las cosas con transparencia. El joven Pedro Ruiz Sanjuán está vivo, está delicado, pero hay muchas posibilidades de que se restablezca”, expuso Segura Marroquín al enviado, mientras era bastante notoria la actividad de los médicos y enfermeras en la población. La maestra indígena Mireya Lara Nochebuena sintetiza el sentir de los habitantes de Yahualica: “Mire, Francisco Lanzagorta es culpable de todo esto. Yo soy maestra indígena; trabajo en comunidades y un hombre que no es de aquí, vino a manchar con sangre a Yahualica.

— ¿Se siente apoyada por el gobierno estatal? —se le pregunta.

— Siento que lo están haciendo.

— ¿Toda la confianza a las autoridades del estado?

—Sí, toda la confianza. En verdad nos están apoyando, pero quiero y pido, por favor, que nos ayuden realmente, porque el pueblo y todas las comunidades están molestas, están heridas del alma. Sólo queremos justicia, queremos que nuestro pueblo quede limpio; aunque ya quedó manchado, ya no queremos más sangre —dijo la profesora con lágrimas en los ojos.



CRÓNICA DE UNA INFAMIA



Todo empezó la noche del sábado 2, durante la fiesta de cumpleaños de cierta muchacha, que se celebró en la galera pública de este municipio y de quien fungía como padrino Lanzagorta Hernández. Según los relatos, cerca de la una de la madrugada del domingo, este sujeto, acompañado de un amigo, salió de la galera, cruzó la calle y llegó hasta donde se ubica la pequeña miscelánea de Rolando Lara Nochebuena, conocido en el municipio como luchador social.

El propio Lara Nochebuena narra al enviado: “Era cerca de la una de la mañana. Yo estaba sentado atrás del mostrador de mi changarrito, cuando veo que venía don Paco acompañado de un jovenazo; llegó y bajó la cortina del negocio. Le pregunté:’Oiga, don Paco, ¿por qué me la baja?’, y me respondió: ‘A la chingada, estás vendiendo bebidas embriagantes’; le dije que no vendía ni cervezas y entonces me exigió que le mostrara el permiso para vender hasta esas horas.

“Después llegó don Pancho, a quien le dije: ‘Mire, profesor, mejor llévese a don Paco, está tomado’. No me respondió, pero le dijo a don Paco: ‘Bueno, haz lo que vas hacer; este cabrón es el que no nos puede ver’. Entonces Paco llamó  a los policías;  entonces yo le dije a don Pancho: ‘Qué pasó, compadre. Ya tiene rato tomando, los estoy viendo desde aquí. Si me echan a la cárcel, les hago una demanda, los amuelo”.

Eso pareció enfurecer más a Lanzagorta, y enfrente de la esposa, hijos y amigos del tendedero, lo empezaron a jalonear, e instantes después llegaron cinco policías y encerraron  en la celda municipal a Lara Nochebuena, en tanto que don Paco regresó a la fiesta.

“Estando ya encerrado, llegó Paco y Edgar, el director de la policía municipal. Empezaron a golpearme; Paco me dijo que yo lo molestaba mucho, que yo hacía muchas reuniones en las comunidades y eso le molestaba mucho. Además, me dijo que me podría inventar compromisos con él, porque él era ley y nadie estaba por encima de su mando. Yo le argumenté que me dejara en paz; que se fuera a dormir y que más tarde, en su juicio, pudiéramos hablar”, expuso Rolando.

“Me señaló: ‘Sí hablaré, pero no sólo contigo, sino con toda la gente que está atrás de ti. Estás tú, está Pedro Ruiz y otros más’. Entonces—relató— le grité: ‘Bueno, como dices tú que me vas a matar, pues adelante. Entonces Edgar me empezó a golpear, mientras que Paco me puso el cañón de su pistola en la sien. Sentí un fuerte golpe en la cabeza que me lanzó hacia la pared. Me levantaron; Paco cortó cartucho y me metió el cañón de la pistola en la boca cuatro veces, mientras Edgar me seguía golpeando. Ya no aguantaba y les pedí que ya mejor me mataran, pero no se atrevieron.

“Les dije: ‘Paco, dame chance de hablar con la gente y mañana te veo a las nueve de la mañana; yo no quiero sangre’, y me respondió: ‘No, a la chingada, te vas a morir’. Me sacaron de la presidencia municipal y me llevaron a la parte trasera, ahí por la bardita, donde me siguieron golpeando. Paco me advirtió: ‘Aquí te vas a quedar para siempre’, pero se arrepintieron de hacerlo en ese lugar. Entonces me subieron a una camioneta verde de Paco. Íbamos en ella Paco, Edgar y yo; me llevaban agachado para que la gente de la fiesta no se diera cuenta.

“Llegamos a la entrada del pueblo. Oí que Paco dijo: ‘Ya están estos cabrones aquí’ y entonces regresamos a la presidencia, donde los policías ya estaban atentos. Abrieron el portón del patio para que metieran la camioneta, se bajó Paco y me amenazó: ‘Te quiero ver aquí ahorita con toda tu gente, para darle fin a todo esto. Edgar me jalaba y le decía a Lanzagorta: ‘No jefe, hay que matarlo. Se va a pelar y va ha hablar’. Entonces él, Edgar, fue quien me puso la pistola en la cabeza”.



LEY FUGA A LARA NOCHEBUENA



“Ya por último no sé si Paco reaccionó o qué, pero me dijo: ‘Vete, cabrón, pero si te alcanzo, te mato. Quiero ver a la gente para enfrentarme a ella. Yo te puedo matar frente a toda esa gente’. Así me lo dijo. Corrí, pero no me fui con la gente, sino a mi casa para poner a salvo a mi familia. Cuando salí de mi casa, con mi esposa y mis hijos, me encontré a un amigo que me recomendó que ya no bajara al pueblo. Le informé que Paco andaba borracho, armado y con la intención de matar a nuestros compañeros. Entonces este amigo mío me ofreció ir en bicicleta a poner a la gente sobre aviso y a decirles que yo estaba bien. Ahora sé que mi amigo no llegó a tiempo, pero en ese momento ya no supe más; ya no bajé al pueblo hasta después de la balacera”, señaló.

Según la versión de un testigo presencial, que pidió anonimato, los hechos se dieron poco después de la una y 20 de la madrugada del domingo 3. “La gente comunica que habían agarrado a Rolando Lara Nochebuena y que le habían inventado que estaba vendiendo bebidas alcohólicas y que lo habían golpeado. Ya sabíamos que Paco y Edgar andaban diciendo que tarde o temprano iban a matar a nuestros compañeros; por eso, inmediatamente recurrimos a la población.

“Nos juntamos en las afueras del pueblo y cerramos con piedras el camino, pues teníamos idea que tal vez los golpeadores de Rolando pretendían pelarse. Si esto ocurría queríamos que don Paco y Edgar nos explicaran los motivos de su acción. Llegamos primero como 10 personas, pusimos unas piedras, y cuando Paco y Edgar llegaron en la camioneta, vemos que traen agachado en la cabina a Rolando Lara. Se dieron la vuelta y se metieron a la presidencia municipal; la versión que conocimos es que lo iban a matar, pero en otro lado.

“Después de 30 minutos ya éramos como 60 personas. Regresaron Lanzagorta y Edgar con toda la policía y, como a 30 metros de donde estábamos, empezó a disparar al aire con su pistola, al tiempo que gritaba: ‘Ahí les va, bola de cabrones, que voy a pasar, voy a pasar’. Paco seguía disparando al aire, se gastó dos cargadores, y como a unos dos metros de nosotros, metió otro cargador lleno a su arma.

“La gente reunida, como vio que Paco había echado muchos tiros al aire, pensó que el asunto no pasaría a mayores; sin embargo, ya estando cerca nos apuntó. Nos echamos para atrás y fue cuando, con la pistola calibre 45 en la diestra, con la izquierda agarró de los pelos al campesino José Zavala Aguado, de 42 años de edad, hasta entonces comisario del ejido Pedro María Anaya, y a la voz de ‘a mi no me da lástima matar a un pinche indio’, le descerrajó un balazo en el costado derecho”.

Al caer Zavala Aguado moribundo, su amigo Pedro Ruiz Navarrete trató de desarmar a Lanzagorta, quien, pese a su notorio estado de ebriedad, evadió el intento y también lo asesinó. “A ti también te quería matar”, le dijo al dispararle un tiro en el pecho, que le causó la salida de trozos de pulmón de la caja torácica. Acto seguido, los policías, a la orden de Paco, abrieron fuego contra la multitud especialmente contra Ruiz Navarrete, al que ya caído le disparó con una escopeta en el hombro derecho y los testículos.

Sobre este hombre cayó su hijo llamado también Pedro Ruiz, con dos balazos en la espalda, presumiblemente de escopeta. Trataba de proteger con su cuerpo a su progenitor agonizante. Un niño gritó en medio del gran drama y arrodillado trataba de reanimar al caído:”No te mueras, abuelito... no te mueras”. Y aquel hombre alcanzó a decir: “La bala nada más me agarró de rozón”, pero un amigo le confeso la verdad:”No, compadre, la bala te atravesó el cuerpo”. Después, Pedro Ruiz padre expiró, mientras su hijo, agonizante, fue trasladado, primero a Huejutla y después a la Ciudad de Madero, Tamaulipas.

Los disparos de escopeta, pistolas y fusiles automáticos sembraron el terror entre la multitud, que corrió para ponerse a salvo. “Pero Paco y Edgar estaban como locos; no conformes con lo que habían echo, cuando huyeron en la camioneta, desde las bateas los policías nos siguieron disparando”, relató nuestro informante.

En el lugar de los hechos, en el pavimento de concreto, el enviado de AQUÍ ESTÁ HIDALGO pudo observar numerosos impactos de bala. Los lugareños explicaron que ello obedeció a que muchos de los policías dispararon sus armas a los pies de la gente, lo que se comprueba con que dos de los lesionados tienen heridas en los pies. Otro factor que evitó que aquello se convirtiera en masacre fue el hecho de que las escopetas usadas fueron accionadas con cartuchos de munición delgada, de la empleada para la caza de especies pequeñas.

Según la opinión de los entrevistados, los autores de los disparos con pistolas y fusiles fueron “los policías que se trajo don Paco de Veracruz; creemos que los policías paisanos fueron los que tiraron, pero a los pies”, señalaron.



A LA CAZA DE LANZAGORTA



El gobernador Manuel Ángel Núñez Soto, a fines de la semana pasada, fue enfático al señalar que en casos como el descrito no se permitirá arbitrariedades y se hará respetar el estado de derecho. Precisó que aunque el incidente es delicado, su gobierno de inmediato actuó para garantizar la tranquilidad de Yahualica, como se constató al cierre de esta edición.

Por su lado, el procurador general de justicia en la entidad, Manuel Sepúlveda Fayad, sostuvo que la responsabilidad jurídica en los hechos recae en Francisco Lanzagorta, a quien, por informes de la propia procuraduría, es buscado en todo el estado y su fotografía y media afiliación ya está en manos de las autoridades policíacas, tanto del distrito federal como en las otras entidades federativas.

Se trata, según los informes, de una autentica cacería humana. El subsecretario de Gobierno en la Huasteca, Eugenio Segura Marroquín, al comentar la incautación a los policías de infinidad de armas exclusivas del Ejército y la Armada de México, y las halladas en la casa que ocupó Lanzagorta Hernández, no descartó la posibilidad de que este caso sea atraído por la Procuraduría General de la Republica a fin de que los agentes de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) se sumen a la caza de este criminal y los cómplices aún prófugos.

En este entorno, los habitantes de Yahualica, en voz de la profesora Mireya Lara Nochebuena y de su hermano Rolando, piden al gobernador Núñez Soto que los visite y compruebe “que nada tenemos contra él y su gobierno, porque ya comprobamos que nos quiere ayudar; ya lo está haciendo y eso nos consuela un poco”, aseguró.

Cerca de las 19:30 horas del pasado jueves 7, el enviado pudo salir de Yahualica. Fueron más de siete horas de entrevista e investigación periodística.

AQUÍ ESTÁ HIDALGO pudo romper el bloque de desconfianza, que no de piedras el camino, de esa gente ansiosa de que la tranquilidad regrese a su tierra.

Nos despedimos de esa gente. Nuestra gratitud a ella, pues pese a todo, dieron de comer al enviado, con la esperanza de que la verdad fuera publicada y la conociera realmente el gobernador Núñez Soto. Creemos que AQUÍ  ESTÁ HIDALGO ha cumplido.    

Esta fue en su tiempo la información; no fueron posibles las fotografías, porque esa gente lo impidió al incautarnos durante nuestra estadía entre ellos nuestra inseparable cámara. Pero ahí queda, a la conciencia de los señores magistrados que absolvieron a los asesinos, el testimonio de gente que seguramente ya no creerá en la justicia.

2 comentarios:

  1. Que triste me siento, al leer cada linea de esta nota, recordé la tensión vivida esos días en Mi querido pueblo, asustado y preocupado por lo sucedido; sobre todo confundido ya que tuve la oportunidad de convivir con "Don Paco Lanzagorta" desde que era yo algo pequeño, ya que llegaba al comedor de mis Papás a requerir el servicio para él y sus trabajadores, siempre amable y cordial, y con Rolando que es mi vecino y amigo; pues crecí junto con sus hijos jugando y haciendo travesuras. Con respecto a Pedro Ruíz (hijo) fuimos compañeros de escuela, siempre muy destacado y demostrándonos su gran capacidad intelectual.
    Hoy reflexiono que todos estos hechos fueron propiciados por la lucha del poder y la codicia de unos cuantos miles de pesos, y todo ¿por que?, solo por querer siempre satisfacer necesidades personales muchas veces innecesarias.
    Yahualica ha crecido quizá no de la manera que se espera, pero puede lograr más si toda nuestra gente elige y exige un buen gobierno, pero también recuerden, nosotros somos los pequeños engranes que mueven a este gran país. Si cada día salimos con la frente en alto y con ganas de triunfar, el mejoramiento se vera reflejado en nuestra forma de vivir.
    "Lo que hoy pienses, digas y hagas, siempre va a repercutir en tu futuro"




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  2. En Hidalgo no hay justicia, hay tráfico de influencias, compadrasgos, corrupción, injsticia...hoy aspirantes a ser presidentes municipales, entre todos ellos, hay asesinos que fueron limpiados sin importar la sangre inocente que fue derramada.

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