EL PODER DE LOS NUEVOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Fernando Hidalgo Vergara
Los medios de comunicación han sido históricamente un
espacio en el que dilucidan toda clase de temas desde el mayor número posible
de ángulos y enfoques, sin embargo, era un espacio absolutamente unilateral; en
la actualidad las redes sociales han terminado con esa forma, con ese
paradigma.
El modelo viral de las redes sociales que actualmente
observamos, han dado un cambio total a la forma de hacer periodismo y a la
forma de enfrentar los resultados, buenos o malos, que genera la exposición a
estos nuevos medios de comunicación, en el que los periodistas son, no
reemplazados, sino complementados, por la sociedad en general, literalmente.
Para ejemplificar ese caso, baste ver el gran número de
casos en que los actores políticos, sociales y de cualquier otro ámbito han
enfrentado crisis de comunicación que en la mayoría de los casos resultan en un
brete muy difícil de sortear o que, de plano, terminan, interrumpen o modifican
la carrera del que tuvo la mala suerte de tropezarse con los 140 caracteres.
Casos como los desatinos del priista Enrique Peña Nieto; del
panista Ernesto Cordero; del perredista Mario Delgado, que fueron salvajemente
vapuleados en la red por sus pifias culturales pese a que la mayoría de quienes
contribuimos en esa felpa virtual no hemos leído a Carlos Fuentes, Laura
Restrepo ni García Márquez o vargas Llosa.
Eso resulta intrascendente; el verdadero interés en este
nuevo ejercicio de comunicación es que a través de las redes sociales la gente
común, la que tradicional o habituaklmente no tenía acceso a los círculos de
opinión ahora puede expresar munífica o vilmente lo que le venga en gana,
literal, sin restricción alguna.
Casos ilustrativos de esto también resultan los del
conductor de radio Ángel Verdugo, quien por llamar a la gente que usa bicicleta
en la capital del país fue suspendido, separado de su espacio radiofónico por
el comité de ética de su empresa, o el del comediante Payaso “Platanito”, que
hizo, con sevicia inconsciente, si se me permite la expresión, mofa de los 49
niños muertos en la Guardería ABC
de Sonora.
En ambos casos, luego de los dislates que por falta de
sensibilidad cometieron estos personajes, la red tendió su manto sobre ellos y
en andanada interminable recibieron una inmensidad de reproches e insultos al
grado que se vieron obligados a rectificar y abandonar, aun temporalmente, sus
respectivos espacios.
No huelga mencionar el impresentable caso del empresario
textilero Moisés Sacal Smeke, quien luego de agredir física y verbalmente a una
persona, el video que registró esa agresión fue difundido en las redes
sociales, las cuales, dada su viralidad instantánea, lo llevaron a los medios
“tradicionales”, a las autoridades y a la humillación pública, a modo de
justicia, del pedestre agresor.
El otro lado de la moneda fue retratado también en este
suceso que ocupó los temas más mencionados en la red: las agresivas ofensas
raciales de las que fue objeto el propiop Sacal Smeke, quien debido a su origen
judío, recibió, en nombre de esa comunidad, insultos equiparables en vulgaridad
a los que él mismo profirió.
Relativamente nuevas, las redes sociales se han convertido
ya en un medio de comunicación destinado a superar en oportunidad a los llamados
tradicionales, en lo que debemos trabajar, quienes sean profesionales de la
comunicación y la sociedad en general, es que también los superen en veracidad
(la mayor posible) y rigor y no se
conviertan en instrumento de ataques, embustes ni agresiones.
Madurez social, es lo que se requiere.
No hay comentarios:
Publicar un comentario