martes, 29 de mayo de 2012

En 2002 Fox regaló impunidad a Carlos Romero Deschamps...Camacho Solís negoció y El Peje fue sólo palero



Documento de la paraestatal detalla el carpetazo final al PEMEX-Gate


 

En 2002 Fox regaló impunidad

A Carlos Romero Deschamps




Por GUSTAVO CORTÉS CAMPA




En  septiembre de 2002, el líder del sindicato petrolero, Carlos Romero Deschamps, aceptó un arreglo con el gobierno foxista en condiciones ventajosas, al reconocer un adeudo indebido y la promesa de la restitución de la gruesa suma desviada a la campaña electoral de Francisco Labastida. En contrapartida, el líder logró condonación de intereses y mantener su poder sindical intocado.

La dirección general de Petróleos Mexicanos (PEMEX) en el gobierno de Vicente Fox, elaboró una propuesta para finiquitar el Pemex-Gate con el perdón para el líder sindical Carlos Romero Deschamps, condicionado a “obtener la reparación del daño patrimonial”; proporcionar “fianza accesible para Carlos Romero Deschamps y Ricardo Aldana, si fuera necesario”, pero recomienda en contrapartida “no debilitar los procesos contra Rogelio Montemayor Seguy (ex director de PEMEX) y otros indiciados”.

Según el memorándum interno de PEMEX, el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), aceptó firmar una declaración “con las modificaciones necesarias”, en los términos planteados por la empresa, con fecha 29 de septiembre de 2002, “con reconocimiento de adeudo por pago de lo indebido (sic) que hace el STPRM a favor de PEMEX y el pago del mismo”.

Se trata de un memorándum con el logotipo oficial de la paraestatal y en la carátula, en la parte superior izquierda, dice: “De: Lic. Moisés Orozco García. Asesor Ejecutivo. Torre Ejecutiva, piso 44”. Y en la parte inferior derecha se lee: “Para: Dr. Juan José Suárez Coppel. Director Ejecutivo de Finanzas. Torre Ejecutiva, piso 38.”

El documento interno señala en forma sintética los pasos que se siguieron para el “arreglo bajo cuerda”, que libró a Romero Deschamps y otros miembros de la dirigencia sindical, de ir a parar a la cárcel por el desvío de poco más de dos mil millones de pesos a la fallida campaña del candidato presidencial del PRI, Francisco Labastida, en el año 2000.

CÓMO SE COCINÓ LA IMPUNIDAD DE ROMERO DESCHAMPS.-En el documento “secreto”, hay una parte titulada Mecanismo para la reparación del daño, donde dice:El monto total del daño sería pagado por el STPRM mediante la retención de cuotas sindicales  y la eventual entrega de la cantidad depositada en Nueva York cuando sea posible”. (Alude a 43 millones de dólares en un banco de NY y de los que R. Deschamps se negaba a dar cuentas).


Enseguida se establece lo siguiente: “Se requiere condonar los intereses porque, de otro modo, el plazo de pago se vuelve mayor a 30 años”.

Continúa el texto en el siguiente tenor:

“Una vez suscrita la declaración se deberá obtener:

“- La autorización del Consejo de Administración de PEMEX al director general para la condonación de los intereses, la recepción del pago y la aceptación de la reparación del daño.

“- La recepción del pago y la comunicación de la aceptación de la reparación del daño por el Director General.

“- La comunicación de todo lo anterior a la autoridad competente (un juez o la PGR) para que surta los efectos legales correspondientes.”



EL ENJUAGUE SE CONSUMA.-En  la parte titulada Fases del esquema, se detalla como el enjuague extralegal se lleva a la consumación. La secuencia se detalla así:


“- Conformidad escrita de las secretarías de la Función Pública y de Hacienda y Crédito Público respecto a la condonación de intereses.

“- Anuencia de la Procuraduría General de la República respecto al contenido de la declaración del STPRM y del esquema integral.

“- Opinión escrita, favorable, del Comisario Público del Consejo de Administración de PEMEX para la recepción del pago por el monto exacto contenido en la declaración  y la aceptación de la reparación del daño.

“- Acuerdo del Consejo de Administración de PEMEX para autorizar al Director General en los términos planteados.

“- Ejecución del acuerdo correspondiente”.

AHORROS Y MODERNIZACIÓN, OTRO PAGO.- Sin embargo, no todo son ventajas para Romero Deschamps. A cambio del enorme favor de perdonarle la prisión, el dirigente sindical se vio forzado a aceptar un plan que se presentó como “propuesta de modernización y generación de ahorros en PEMEX” y que consta de tres partes.


La primera corresponde a “cambios estructurales en el pasivo laboral” y alude “una negociación que puede realizarse con extrema rapidez y que se traduce en ahorros muy significativos”.

La segunda se trata de “eficientización (sic) del recurso laboral, que se refiere al recorte del personal actualmente sin materia de trabajo en PEMEX- Petroquímica  y PEMEX-Refinación” lo que podría hacerse en 12 meses.

La tercera parte “se refiere a proyectos cuyos beneficios podrán observarse durante el resto de la administración”.

Una última línea es sugestiva: “Quedaría por definir el mecanismo para distribuir los beneficios entre PEMEX y el STPRM”. He aquí un “pacto de caballeros”… o algo así.

LAS MANDARINAS TRÁGICAS LAS HIZO ROMERO DESCHAMPS.-Don Raúl Romero Maldonado, con 17 años de jubilado en PEMEX, encabeza la ONG denominada Frente Nacionalista Petróleo, Energía y Agua, desde donde hace años lucha contra la corrupción sindical en la empresa estatal.


A propósito de las tronantes declaraciones del ex cacique sindical La Quina Hernández Galicia hechas a cierta revista señala lo siguiente:

Fue con Joaquín Hernández Galicia La Quina, cuando comenzó la nefasta práctica de los contratos ruinosos para PEMEX, con la cláusula establecida en el contrato colectivo, para que el sindicato participe en forma forzada en obras de la paraestatal, con la perversa coartada de destinar los fondos esquilmados para “obras sociales”.

Se trata de contratos sin licitación, a precios inflados, para obras nunca concluidas o pésimamente ejecutados y que regularmente los trabajadores sindicalizados son enviados a terminar.

En el contrato colectivo se obliga a PEMEX destinar 40 por ciento del presupuesto para trabajos de mantenimiento a empresas que “propone” el sindicato. Actualmente, el dirigente nacional, Carlos Romero Deschamps, maneja aproximadamente 200 empresas de carácter privado en su constitución legal, pero en los hechos todas son propiedad del líder. Echan mano de trabajadores que no tienen seguro social, ni siquiera las mínimas prestaciones que establece la Ley Federal del Trabajo. En otras palabras, el sindicato petrolero es el peor patrón en todo el país, porque ninguna autoridad, ni laboral, ni hacendaria ni de ninguna clase osa llamarlo a cuentas.  Romero Maldonado señala como ejemplo de incuria con graves consecuencias, el caso de los trabajadores que intentaron salvarse de los embates de un huracán el verano pasado y que muchos murieron porque las mandarinas (especie de balsas semiesféricas del color del cítrico) fueron fabricadas precisamente por una de las empresas controladas por Carlos Romero Deschamps, detalle que escapó al escrutinio de todos los medios que reportaron ese desastre.

Las famosas mandarinas deben estar fabricadas en una aleación de aluminio y acero y disponer de su propia generación de oxígeno y el material de revestimiento debe ser de un polímero irrompible. Así las cosas, la pregunta que al parecer nunca se hizo en el peritaje oficial es: ¿Por qué en el primer giro que hicieron las mandarinas se rompieron? La respuesta es obvia para cualquier trabajador petrolero: porque no cumplían las especificaciones técnicas de fabricación. Esas mandarinas se adquirieron en el tiempo de Luis Ramírez Corzo, como director general de PEMEX, pero obligado por los términos contractuales con el sindicato, de asignar obras de mantenimiento y contratos de proveeduría, en donde no pueden hacerse inspecciones sobre la calidad de obras o productos, porque Romero Deschamps se ofende por la duda implícita y de inmediato amenaza con paros de protesta, como lo hizo en tiempos de Adrián Lajous.



TÉCNICA PARA EXPRIMIR A PEMEX.- Hay todo un procedimiento perverso mediante el cual las empresas de Romero Deschamps esquilman a la paraestatal inclusive con el concurso de instituciones oficiales como la Comisión Nacional de Competencia (Cofeco).


Originalmente, se firma un contrato de seis meses para la ejecución de una obra determinada, sin pasar por la licitación, obvio. Como se verifica que a los seis meses cumplidos el contratista tiene un atraso de cinco meses, el contrato se amplía a un año. Obviamente, no cumple y entonces PEMEX  procede a la retención de los pagos.



CÓMO SE LEGALIZA UN FRAUDE.- En ese momento, la empresa del cacique sindical acude a la Cofeco a reclamar “incumplimiento de pago” de parte del contratante, con toda la cara dura que le caracteriza.


Enseguida sucede algo aberrante: el contrato se cancela, pero se obliga a PEMEX a cubrir el monto total contratado. Según parece evidente, la paraestatal no lleva el litigio a ninguna otra instancia judicial y procede a pagar una cantidad que desde su origen estaba inflada, por trabajos que nunca se ejecutaron. Se consuma una especie de “fraude legalizado” con grave perjuicio económico para una empresa que, dice la demagogia en boga, “es de todos los mexicanos”.

Aquí surgen las preguntas que plantean los dirigentes de la  FNPEA:

a)      ¿Cuántas compañías contratistas han demandado a PEMEX por incumplimiento de pago?

b)      ¿Por qué PEMEX sigue asignando contratos sin licitación de por medio a esas mismas empresas, las que a su vez de nueva cuenta vuelven a demandar incumplimiento de pago?

c)      ¿Cuántas de las empresas contratistas han sido evidentemente reiterativas en sus demandas de pago, por lo menos desde 1992, cuando Romero Deschamps fue entronizado como líder nacional del sindicato?



PROCEDIMIENTO PARA LA VENTA DE PLAZAS.-Desde hace muchos años es de sobra conocida la práctica del sindicato petrolero –como muchos otros sindicatos de paraestatales y dependencias gubernamentales- de poner a la venta las plazas laborales.

Así, es muy conocido que en PEMEX, los puestos de trabajo se compran, se alquilan y se heredan.

Lo que no se conoce fuera de la paraestatal, es que hay procedimientos específicos, de cómo se realiza el contubernio entre funcionarios de la empresa y dirigentes seccionales del sindicato, bajo la férula de Romero Deschamps.

Primero, el aspirante debe comprar “la ficha”, que es el número de registro que confiere la paraestatal para “reconocerlo” como trabajador transitorio. Esa “ficha” llega a costar regularmente 30 mil pesos.

Ya con el número de registro en su poder, el aspirante solicita al sindicato que lo proponga para un contrato de trabajo transitorio. La propuesta puede ser para un empleo de 28 a 90 días, o bien por un año completo. Por ejemplo, para el puesto de perforador en plataforma marina —un trabajo de alta especialización y sumamente peligroso— hay un tabulador de 40 mil pesos mensuales, más los viáticos. El sindicato, en promedio, exige poco más de 60 mil pesos en efectivo por tramitar el empleo.

Eso es en lo que se refiere a la venta de un puesto de trabajo temporal.

La venta de una plaza ya es otra cosa. Tener trabajo “de planta”, con jubilación asegurada, sin el peligro de evaluaciones periódicas en eficiencia, dedicación y probidad; con privilegios sindicales como permisos con goce de sueldo, derecho a “robo hormiga”, faltas sin sanción y al final, derecho contractual a heredar la plaza a un pariente o a su vez, venderla a otro aspirante, tiene un costo en efectivo.

Una plaza de obrero general, sin ninguna calificación ni especialización, se cotiza en 100 mil pesos. Ahí se encuentra la clave del por qué PEMEX se encuentra en el sótano de las calificaciones mundiales en cuanto a productividad.

Peor aún: hay trabajadores transitorios que tienen 20 años de antigüedad y sin plaza, porque necesitarían pegarle a la lotería o al Pro-Gol para tener 200 mil o 300 mil pesos para comprar un puesto especializado para el cual se han entrenado por muchos años. En cambio, las pagan auténticos neófitos.

Y esos transitorios, con 18 y 20 años de antigüedad son despedidos por PEMEX argumentando que “ya están viejos”. Se trata de unos 30 mil trabajadores altamente calificados, en todo el país, y Romero Deschamps se hace el desentendido.



DESCHAMPS, CON 41 AÑOS EN LA UBRE.- Romero Maldonado hace cuentas y señala que Carlos Romero Deschamps comenzó en 1967 como empleado de bajo nivel, siempre al lado los dirigentes. Fue adulador y rastrero con La Quina hasta que tuvo la oportunidad de colarse hasta arriba con el apoyo del régimen salinista.


Se mantiene por el terror en todo el sistema. Los dirigentes del FNPEA, organización que agrupa a un número importante de trabajadores jubilados en 29 de las 36 secciones sindicales, en 2004 presentaron denuncia penal en la PGR contra Romero Deschamps por delitos de administración fraudulenta, tráfico de influencias, abuso de autoridad, usurpación de funciones  y las que resulten.

En los cuatro años transcurridos, se ha escenificado “un juego de ping-pong entre la PGR y la PGJDF, que se lanzan la pelota una a otra, pero lo bueno es que las denuncias están vivas”, dicen Rodríguez y Romero Maldonado.

Y añaden que “aquí se puede ver la hipocresía del PRD. Nuestras demandas podrían servirle de bandera política, pero no las toman. El Peje Se maneja en la simulación total”.




Camacho  Solís negoció y El Peje fue sólo palero








Con 200 millones se despejó el Zócalo

y  fueron liquidados 10 mil despedidos




En el lapso comprendido entre la noche del 14 y madrugada del 15 de septiembre de 1992, los diez mil trabajadores petroleros despedidos que ya cumplían 40 días de plantón en el Zócalo de la capital del país, comenzaron a desalojar la plaza.

En su mayoría iban contentos. Recibieron en promedio 20 mil pesos en efectivo por cabeza, aunque el documento que firmaron hacia constar que el pago había sido por 200 mil. No les importó. Después de 40 días de soportar aguaceros, comer tortas desabridas, mendigar con el tradicional “boteo” y cuando esperaban resignados un desalojo violento por medio de la fuerza pública, recibieron un dinero que nunca pensaron obtener.



NEGOCIACIÓN EN EL EXITAM.- Ese desalojo fue producto de una negociación que tuvo lugar en el edificio Exitam, en avenida Marina Nacional, sede de la Gerencia de Relaciones Laborales de PEMEX.


Allí se reunieron, “en lo oscurito”, el entonces jefe del Departamento del Distrito Federal, Manuel Camacho Solís; Marcelo Ebrard Casaubón, presidente del PRI-DF; el abogado Walter Ballinas (quien se ostentaba como apoderado legal de los “despedidos y liquidados” de la Zona Sur, en Tabasco y Veracruz); Julio Pinter, Gerente General de Relaciones Laborales de PEMEX; Ricardo Anzaldúa, cercano colaborador de Pinter y… ¡sorpresa! un muchacho tabasqueño de 36 años, universalmente desconocido en todo el país, llamado Andrés Manuel López Obrador, en la ambigua pero muy útil categoría de “luchador social”. (Nota al calce: Pinter y Anzaldúa, diez años después, fueron dos de los varios coludidos en el “PEMEX-Gate”, con la entrega de dos mil millones de pesos del sindicato petrolero a la campaña del priísta Francisco Labastida Ochoa)

Se convino en un pago en efectivo a los despedidos y que llegaron de sus lugares de origen para exigir una indemnización y/o su reinstalación en su  empleo. Fueron alrededor de 60 mil los despedidos de PEMEX en el gobierno de Carlos Salinas, pero de esos, 10 mil llegaron al DF para el plantón en el Zócalo.

Para el gobierno el problema había escalado a niveles de alarma: estaba de por medio, primero, la ceremonia del “Grito”, la noche del 15 de septiembre y el 16, el desfile militar tradicional.

De ese edificio, en el número 65 de Marina Nacional, salieron camionetas de tres toneladas, cargadas con maletas de efectivo. Un pequeño ejército de empleados administrativos se encargó de hacer los pagos en pleno Zócalo.

Los empleados inquirían a los despedidos acerca de cuántos años habían trabajado en la paraestatal y a ojo de buen cubero entregaban un fajo de billetes. El promedio fueron unos 20 mil pesos. Con un pequeñísimo detalle: el documento (“para control administrativo”) que firmaron decía 200 mil. Cuando algunos trabajadores hicieron notar esa irregularidad, muchos de los despedidos replicaban: “¿Y eso qué importa? Hace mucho que sabemos que son unos rateros descarados, de todo se aprovechan para saquear a PEMEX, A nosotros por lo menos nos tocó algo”.

Y el concepto del pago fue por demás curioso: “Por desgaste físico” en los 40 días de plantón, de insolaciones y hambre.

En los hechos, el carácter de “emergencia política de clase uno” que la presidencia de la República confirió al plantón y la orden tajante de lograr el desalojo por la vía pacífica y costare lo que costare, terminó así: unos 200 millones repartidos entre los 10 mil despedidos en plantón, pero otros dos mil millones cargados a PEMEX para los involucrados en la negociación.

Fue uno de los más grandes atracos contra las arcas de la paraestatal, todo cubierto por orden presidencial expresa… y Andrés Manuel López Obrador le detuvo la pata a la vaca (G. Cortés Campa).

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