martes, 29 de mayo de 2012

EL PODER DE LOS NUEVOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN/ Fernando Hidalgo Vergara


EL PODER DE LOS NUEVOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN





Fernando Hidalgo Vergara





Los medios de comunicación han sido históricamente un espacio en el que dilucidan toda clase de temas desde el mayor número posible de ángulos y enfoques, sin embargo, era un espacio absolutamente unilateral; en la actualidad las redes sociales han terminado con esa forma, con ese paradigma.



El modelo viral de las redes sociales que actualmente observamos, han dado un cambio total a la forma de hacer periodismo y a la forma de enfrentar los resultados, buenos o malos, que genera la exposición a estos nuevos medios de comunicación, en el que los periodistas son, no reemplazados, sino complementados, por la sociedad en general, literalmente.



Para ejemplificar ese caso, baste ver el gran número de casos en que los actores políticos, sociales y de cualquier otro ámbito han enfrentado crisis de comunicación que en la mayoría de los casos resultan en un brete muy difícil de sortear o que, de plano, terminan, interrumpen o modifican la carrera del que tuvo la mala suerte de tropezarse con los 140 caracteres.



Casos como los desatinos del priista Enrique Peña Nieto; del panista Ernesto Cordero; del perredista Mario Delgado, que fueron salvajemente vapuleados en la red por sus pifias culturales pese a que la mayoría de quienes contribuimos en esa felpa virtual no hemos leído a Carlos Fuentes, Laura Restrepo ni García Márquez o vargas Llosa.



Eso resulta intrascendente; el verdadero interés en este nuevo ejercicio de comunicación es que a través de las redes sociales la gente común, la que tradicional o habituaklmente no tenía acceso a los círculos de opinión ahora puede expresar munífica o vilmente lo que le venga en gana, literal, sin restricción alguna.



Casos ilustrativos de esto también resultan los del conductor de radio Ángel Verdugo, quien por llamar a la gente que usa bicicleta en la capital del país fue suspendido, separado de su espacio radiofónico por el comité de ética de su empresa, o el del comediante Payaso “Platanito”, que hizo, con sevicia inconsciente, si se me permite la expresión, mofa de los 49 niños muertos en la Guardería ABC de Sonora.



En ambos casos, luego de los dislates que por falta de sensibilidad cometieron estos personajes, la red tendió su manto sobre ellos y en andanada interminable recibieron una inmensidad de reproches e insultos al grado que se vieron obligados a rectificar y abandonar, aun temporalmente, sus respectivos espacios.



No huelga mencionar el impresentable caso del empresario textilero Moisés Sacal Smeke, quien luego de agredir física y verbalmente a una persona, el video que registró esa agresión fue difundido en las redes sociales, las cuales, dada su viralidad instantánea, lo llevaron a los medios “tradicionales”, a las autoridades y a la humillación pública, a modo de justicia, del pedestre  agresor.  



El otro lado de la moneda fue retratado también en este suceso que ocupó los temas más mencionados en la red: las agresivas ofensas raciales de las que fue objeto el propiop Sacal Smeke, quien debido a su origen judío, recibió, en nombre de esa comunidad, insultos equiparables en vulgaridad a los que él mismo profirió.



Relativamente nuevas, las redes sociales se han convertido ya en un medio de comunicación destinado a superar en oportunidad a los llamados tradicionales, en lo que debemos trabajar, quienes sean profesionales de la comunicación y la sociedad en general, es que también los superen en veracidad (la mayor posible)  y rigor y no se conviertan en instrumento de ataques, embustes ni agresiones.



Madurez social, es lo que se requiere.

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