viernes, 30 de agosto de 2013

El conocimiento debe ser factor de cambio para un nuevo orden internacional




El conocimiento debe ser factor de cambio
para un nuevo orden internacional








*Por Arturo Peña del Mazo








(Es grato informar a nuestros lectores que a partir de esta fecha se suma al equipo de colaboradores de Expediente Ultra,  el ingeniero Arturo Peña del Mazo, Presidente de la Fundación Isidro Fabela. Sea usted bienvenido)

Actualmente existe una crisis global en la que unilateralmente muchos países están depredando el planeta en forma irresponsable, siendo patrimonio  de todos los habitantes y no de una nación o de un grupo de naciones desarrolladas. Es por demás lamentable que el equilibrio mundial se ha establecido a través de las guerras,  pero estamos llegando a un momento  en que la guerra va a ser un instrumento inservible  porque no importa quién la inicie, quién la gane o quién la pierda, pues se  corre el riesgo de que todos salgamos afectados, e incluso, se ponga en riesgo a la misma  especie humana en el planeta.
Preocupados por la complejidad que presenta tal esquema mundial es que ha surgido la idea de internacionalizar a la Fundación Isidro Fabela  en América porque  en este momento todo el orbe  corre riesgos de exterminio mundial por  causas como  la carrera armamentista pues se han hecho ya armas tan sofisticadas y perfeccionadas que  un conflicto bélico, incluso regional,  puede tener un escalamiento que implique el exterminio del género humano.
Es evidente que  las naciones no se pueden poner de acuerdo utilizando las llamadas “Cumbres” o a través de organismos como la ONU, sobre todo porque la mayoría de las naciones están cuidando su territorio nacional, pero se olvidan de que  hay zonas como  los mares internacionales, el aire, el espacio y la tierra que se conectan absolutamente y estamos envenenándolas por la creciente contaminación.
Don Arturo, expone sus opiniones a nuestra revista, atestigua el vocero de la fundación, Raúl García
No puede dejar de citarse que  el mundo enfrenta otro grave riesgo que es la adicción al consumo de hidrocarburos;  la tierra tiene una capacidad de asimilación del bióxido de carbono pero actualmente estamos soltando mucho más bióxido de carbono a la atmósfera del que puede asimilar el planeta, derivando en  dos fenómenos adversos: uno es el calentamiento global y el otro, la lluvia ácida,  que están secando selvas, bosques tropicales, y afectando al  plancton marino que luego es remplazado por las mareas rojas. Así también inmensas extensiones de arrecifes coralíferos están siendo destruidas.
Es impostergable plantear la configuración de un nuevo orden en el planeta y necesitamos  estar preparados para cuando venga la integración global  que impulsará, sin duda,  la consolidación de un nuevo gobierno mundial. En el planeta  hay cinco continentes, lo que se antoja a priori es que haya un mandatario por continente. Y un cambio de tal naturaleza y dimensiones no implica una revolución pues,  por el contrario, es una forma de gobernar al mundo de forma más acorde a sus necesidades.
No pasa desapercibido para nadie que actualmente los países que más daño le hacen al planeta son los que se encierran en su territorio y hacen lo que se les viene en  gana: envenenan el agua, el aire, el suelo, fabrican y trafican armas, destruyen la capa de ozono y, como algunos  son los gigantes de la economía mundial, pues nadie se les puede enfrentar;  entonces,  aquí lo que se pretende,  y creo que en lo que va a terminar esto, es la instalación de un gobierno mundial que frene y aplique reglas claras a toda  nación que tienda a extralimitarse.
Si todo esto parece  imposible, basta con voltear atrás y darnos cuenta que siempre han sido posibles en la historia de la humanidad los grandes cambios. ¿Qué fue en sus albores el  Imperio Romano? Pues fue una pequeña nación que se  integró con cinco países, que hablaban las llamadas  lenguas romances, esas derivadas del latín, y que fueron: Italia, Francia, España, Portugal y Rumania, pero luego el imperio se extendió hasta el oriente; o sea, tuvo muchísimas naciones y regiones bajo su control  a un grado tal que en el imperio había mil 630 creencias diferentes. Sin embargo,  el imperio se integró. ¿Y qué fue lo que integró al imperio? Pues llevar a la población a sostener en lugar de mil 630 credos un sólo credo.
A lo largo de su historia, el mundo ha creído en muchísimas cosas y cada vez que avanza el conocimiento se derrumban situaciones  que se creían inamovibles. ¿Qué es precisamente lo que ahora tenemos que derribar a nivel nacional, y luego mundial?,   pues cosas que todavía existen. El grueso de las creencias de la población se basan en supersticiones, tabúes, mitos, dogmas, prejuicios, misterios, sincretismos, etc. Todo eso, como lo venimos sosteniendo en nuestra Fundación,  no es conocimiento y el conocimiento nos permite abarcar esas áreas que en otros tiempos eran áreas irreconocibles. Y esto se va a tener que derribar porque el  que cree en mitos nada tiene que hacer frente al conocimiento más que aceptar que éste es el que merece la verdad o la credibilidad absoluta
Y bajo la premisa de que el conocimiento es universal, lo estamos extendiendo en México y  ahora el plan es llevarlo a  todas las Américas para extenderlo a todo el mundo porque el conocimiento es patrimonio de la humanidad, razón por la que en nuestro esfuerzo ya tengamos presencia en ciudades de Estados Unidos como Chicago, del estado de Illinois; en Milwaukke, Wisconsin; y en estados de la importancia de Texas, California y Washington ( y posiblemente Columbia), donde hay una sólida presencia de mexicanos y de población latina. Cabe resaltar que además, vamos a tener presencia también en Costa Rica, porque nos ha invitado allá un grupo de empresarios con anuencia de su gobierno. Es así que la Fundación Isidro Fabela crece cada día.

(*Presidente de la Fundación Isidro Fabela)

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