columna
Plusvalía
*
El término “plus” o valor agregado
*
Petroquímicos y “la chica plástica”
* Temas económicos a “ras de tierra”
Por José Luis
Avendaño C.
1. El término latino plus
significa más, y es lo que vendría siendo el valor agregado, para que algo
posea un mayor valor.
Por ejemplo, ahora que el
petróleo es materia de debate con motivo de la Reforma Energética, y cuya
manzana de la discordia es Pemex, se habla de darle un valor agregado al crudo,
que es la materia prima en bruto que se extrae del subsuelo sin mayor
transformación.
Eso significa que si el precio
del barril de petróleo está alrededor de los 100 dólares, al procesarlo o
refinarlo, adquiere un mayor valor, es decir un valor agregado, cuyo precio en
el mercado es, al menos, de 300 dólares, tres veces más. Y estamos hablando de
productos como las gasolinas y en general los petroquímicos, incluyendo las
fibras sintéticas, como el nylon, y los plásticos, que es lo que domina el
mundo material. ¿No existe, como canta Madonna,
una chica plástica?
En la película El Graduado, el
Sr. Robinson, esposo de la inefable Sra. Robinson (una espléndida Ann
Bancroft), le da un consejo al joven Ben, que no sabe qué estudiar, y él sólo
le dice una palabra: “plásticos”. Casi todo el mundo material es plástico, un
concepto sinónimo de artificial, pero que es muy dúctil y maleable.
2. Volviendo al término plus, eso
significa sumar, agregar, ponerle el resto a las cosas. Y de esto hablaremos en
esta columna que se quiere que sea de economía, algo que se decía le faltaba a
la revista, que se quiere subsanar y llenar este aparente vacío. Ojalá no se
convierta para los lectores en un hoyo negro, insondable e incomprensible.
En este sentido, el plus de
nuestra revista Expediente_plus, es la economía, pero no aquella árida, llena
de gráficas y números, alejados del hombre de la calle, sino aquella que lo
afecta directamente, es decir, en su bolsillo, a años luz de lo que acontece en
la Bolsa de Valores, en el mercado bursátil, casi nada que ver con los mercados
tradicionales o tianguis, aunque, como en la película “De mendigo a
millonario”, se especulaba con los precios de los alimentos, en este caso, con
la producción de naranja y el precio del jugo de naranja.
3. Se observa una brecha entre la
economía real, productiva, y la economía de papel (accionario), virtual, donde
el nombre del juego es la especulación, bajo las reglas del riesgo, en el que
se ganan y pierden miles o millones de dólares al instante, con un click de
computadora.
Al subrayar el carácter
callejero, a ras de tierra, de la economía, queremos decir que la economía es
política, o no es economía; que no representa algo aparte o ajeno a la
política, es decir, al margen a las decisiones de toman los gobernantes. Es su
parte sustantiva. El Estado lo es de la clase dominante, dijo el clásico, mejor
dicho, el crítico de la economía política. Porque, no sólo hay política
económica, que es un instrumento, como se aprecia en los presupuestos, sino
hay, sobre todo, economía política.
La economía no se refiere al estudio
del proceso de producción como tal, dividido en producción, distribución,
distribución, circulación y consumo de bienes y servicios, sino –lo que nos
interesa subrayar en este espacio—de las relaciones que establecen los hombres
en dicho proceso, entre sí. Una relación básica que enfrenta al capital y al
trabajo, a los dueños de los medios de producción y el dinero con los
trabajadores, los que reciben un salario o menos para (sobre)vivir.
4. En esta disputa por el
ingreso, entre el salario y la ganancia, interviene el Estado, a través del
impuesto. Dentro de la Reforma Energética, en particular sobre la renta
petrolera, la cuestión está en qué tanto del ingreso se redistribuye entre la
ganancia y el impuesto. De ahí que la Reforma Energética incluya la reforma
fiscal, toda vez que parte sustancial de los ingresos de Pemex se la apropia
Hacienda, como parte del presupuesto anual.
La RE se ha convertido, en medio
de un alud publicitario y propagandístico, en una guerra de cifras, alrededor
de la eficiencia o no de Pemex y la CFE, y la necesidad o no de abrirla al
capital privado.
5. ¿Y qué onda con el nombre de
esta columna: Plusvalía? Éste es el valor que produce por demás –el plusvalor—
el trabajador, el que no es remunerado por el capitalista, empresario o
emprendedor.
Después de 31 años de modelo
neoliberal, la economía se encuentra dominada por la precariedad: sólo ha
crecido 1.8 por ciento anual en cinco sexenios, y de 49.5 millones que
conforman la población económicamente activa, al segundo trimestre del año,
sólo 17.7 millones tiene acceso a los servicios de salud y 3.8 millones
trabajan sin percibir ingreso alguno, según el Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (El Universal, 17/8/2013). Para documentar la lucha de
clases.
No hay comentarios:
Publicar un comentario