SUCESIÓN SWINGER EN
LA CUAUHTÉMOC

Atrapado en los terrenos del Dios
Baco y entregado a una vida sibarita, el delegado en Cuauhtémoc ha terminado
por ceder todos los bártulos de la conducción delegacional a Muñoz Soria, al
grado de permitirle el uso y abuso de los recursos asignados al Programa de
Inclusión y Corresponsabilidad Social, mediante el cual se canalizan apoyos por
500 pesos al mes, mediante una tarjeta plástica, a gente de la tercera edad,
madres solteras y demás población vulnerable y que comprenden un universo de 14
mil beneficiarios en toda la demarcación.
Hace unos días se puso al
descubierto un fraude con la clonación de dichas tarjetas de tal forma que
cientos de beneficiarios al acudir a cobrar su beneficio social se enteraron
que sus saldos estaban en ceros no obstante haber dejado remanentes de
depósitos anteriores no utilizados en su momento.

Lejos de tomar seriamente el
asunto, el delegado optó únicamente por remover al encargado directo de la
correcta aplicación del programa, Edgar Doroteo quien ocupaba el cargo de
Director de Desarrollo Social, pero no lo despidió sino que le dio en premió de
consolación la Dirección Jurídica. En su lugar y para no creerse, arribó nada
menos que la pareja de Muñoz Soria, Verónica Olvera, con lo que quedó más que
comprobado que el delegado en vez de castigar la corrupción, la premia y hasta
alienta.
El asunto que ya ha atraído la
atención de asambleístas de oposición puede llegar hasta los linderos de la
Contraloría del Gobierno capitalino pues se considera como un delito grave el
desvío de recursos para programas sociales. Pero esto parece tener sin cuidado
a quienes sienten que la Cuauhtémoc es un feudo de su propiedad. De hecho, se
comenta que el manejo ilegítimo, consentido y torcido de las 14 mil tarjetas
del programa de asistencia a la población vulnerable, es una autorizada caja
chica que Alejandro Fernández permite operar a favor de Muñoz Soria.
De hecho, ambos personajes se dan
de manera cotidiana, vida de auténticos millonarios pues lo mismo se la viven
en la parranda que viajan de manera constante al extranjero (como lo muestran
las gráficas publicadas por este medio). Uno de los recientes viajes de placer
fue el que realizó el diputado federal con su pareja a la ciudad de Otawa,
Canadá. Ambos, se la pasaron felices y contentos, por lo que personal de la
delegación se pregunta de manera insistente de dónde saca Muñoz Soria los
abundantes recursos para viajar al extranjero y mantener un tren de vida que,
como él mismo acepta, le permite comprarse BMW´s de 57 mil dólares.
Extraoficialmente se comenta que muchos de los recursos para darse tales lujos,
pueden estar siendo sustraídos de las tarjetas clonadas y de las que dependen
para subsistir cientos, miles de familias de escasos recursos.
El grado de afinidades, señalan
empleados, es tal, que fue el propio Alejandro Fernández, ‘‘El Potrillo’’,
quien presentó, hace un par de años, a Verónica Olvera, su ex pareja, con Muñoz
Soria, al tiempo se consolidó la actual relación del diputado con la ahora
flamante Directora de Desarrollo Social. Empero, todo apunta a que, en efecto,
hay un acuerdo tácito entre Soria y Fernández, para impulsar la candidatura de
la señora Olvera para el año próximo, con lo que la sucesión swinger estaría en
marcha afianzando los intereses creados de este grupo para conservar los
privilegios y la mina de oro que les ha representado la Delegación Cuauhtémoc.
Para ambos personajes, no hay duda, lo que ocurre a su partido en el entorno
nacional, les importa un cacahuate. Ellos van a lo suyo.
Mientras tanto, los faltantes en
las tarjetas clonadas siguen esperando que alguna autoridad investigue a dónde
han ido a parar los millonarios desvíos en lo que se ha especializado el ex
delegado, pues no debe olvidarse que siendo candidato a la Asamblea en 2009,
utilizó 32 mil plásticos con su nombre y la leyenda ‘‘Seguimos gobernando
juntos’’, a un costo de 105 millones de pesos para el presupuesto delegacional,
por lo que sus opositores le acusaron de cometer un claro delito electoral, al
no haber rotulado en los plásticos la leyenda de que se trataba de un programa
de carácter social y público. (Ricardo Arellano).
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