domingo, 17 de agosto de 2014

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Llega a su fin el emporio de Vázquez Peña en el sindicato de DINA

Llega a su fin el emporio de Vázquez Peña
Surgen irrefutables pruebas de corrupción en el sindicato de los ex trabajadores de Dina

El ex tesorero, Miguel Vázquez Romero, hace llegar a Expediente Ultra, elementos que corroboran sus denuncias públicas en contra de Artemio Vázquez Peña, apoderado legal de los mil 200 copropietarios y esposo de la líder de la ONMPRI de Hidalgo, Guadalupe Muñoz, donde lo responsabiliza de desvíos por más de 500 millones de pesos y falsas acusaciones en contra del empresario Manuel Samuel Castro

Por Ignacio León Montesinos / Fotos ERIKA RUIZ, EXPEDIENTE ULTRA y Especiales

La interminable historia de fraudes y engaños con que Artemio Vázquez Peña, “apoderado legal” de los ex trabajadores del Sindicato Nacional Independiente de Trabajadores de la Industria Automotriz, con sede en Ciudad Sahagún, pudo eternizarse en el poder por más de tres décadas, parece llegar a su fin luego de que el último ex tesorero de la organización legalmente reconocido, Miguel Vázquez Romero, empieza a revelar con sólidas pruebas, los interminables fraudes cometidos por el seudo líder y su círculo de incondicionales que como en el declive de las mafias, lo van dejando sólo.
Está cerca el ocaso del cacique


Como lo expresara en los micrófonos de la cadena Radio Fórmula, con Ciro Gómez Leyva, Vázquez Romero teme por su vida tras haber destapado en los medios nacionales, las presiones a que fue sometido por parte de Vázquez Peña y su seguidores para que culpara al empresario Manuel Samuel Castro Mercado de la muerte de José Matilde Cotonieto, trabajador fallecido por impacto de arma de fuego el 28 de enero del 2012, en las inmediaciones de lo que fuera la armadora Dina.

Su negativa le costó ser destituido y acusado de presuntos malos manejos a los bienes de sus compañeros pero se guardó bien de recopilar las pruebas suficientes para no sólo demostrar su inocencia sino poner al descubierto el sistema de corrupción, chantajes y fraudes del “apoderado legal” y su camarilla en la que se incluye a su esposa, la líder femenil priísta, Guadalupe Muñoz Romero.

El empresario Manuel Samuel Castro buscó pagar
directamente a los copropietarios
Así, con una bomba de papel bajo el brazo en espera de hacerla estallar ante las autoridades correspondientes, el ex tesorero ha responsabilizado públicamente de su integridad física a la mafia sindical, allegando a Expediente Ultra, pruebas de sus argumentos y detallando en un escrito de propia mano, los pormenores de los desfalcos e irregularidades detectadas tras la auditoría practicada a los bienes y fondo sindicales, a su llegada al cargo en julio de 2011, y cuyo monto supera los 500 millones de pesos.

La última década, sin duda, se convirtió en un verdadero viacrucis para los aproximadamente mil 200 ex trabajadores de lo que fuera la boyante armadora Dina, luego de que las autoridades laborales determinaran entregarles la planta con sus inventarios correspondientes, como pago de sus pasivos laborales. Desde entonces y asiéndose de manera enfermiza del poder y de su cómoda fuente de ingresos, Vázquez Peña echó mano de toda tipo de estratagemas con el apoyo político de su cónyuge, Guadalupe Muñoz, dirigente de la organización de mujeres priístas en Hidalgo (ONMPRI) y quien ha pregonado la supuesta protección que le otorga la dirigente nacional de dicha organización, la senadora Diva Gastélum Bajo.

Desde 2003 en que los trabajadores pasaron a la categoría de copropietarios, Vázquez Peña se montó como el negociador y “representante legal” para seguir manipulando a sus agremiados y operar, de acuerdo a sus intereses personales, la venta de la planta que permitiría, al menos en teoría, que los sindicalizados tuvieran un ingreso adecuado para rehacer sus vidas. El problema es que ya son once años por lo que han desfilado diversos compradores a los que Vázquez Peña ha terminado esquilmando por lo que la operación final, hasta la fecha, no se ha concretado, como lo denunció en mayo de 2011 este medio informativo (Expediente Ultra No 37).

La larga cadena de desencuentros con los diversos empresarios que han pretendido adquirir las instalaciones con sus respectivos equipos, llegó a los extremos de desbordada violencia luego de que el 28 de enero del 2012, Artemio Vázquez apoyado por su séquito de incondicionales, azuzó a sus agremiados a recuperar “por la fuerza”, la planta entregada con antelación y ante notario público, al empresario Manuel Samuel Castro Mercado, representante de la firma Pacific International con quien Vázquez Peña y el entonces comité sindical, firmaron un contrato de compra venta por 170 millones de pesos en marzo del 2010.

Expediente Ultra denunció a la mafia sindical
También conocido como “El Pájaro”, Vázquez Peña, acusó a Castro Mercado de haber incumplido con los pagos acordados para la liquidación, razón por la cual los ex trabajadores debían recuperar lo que “era suyo”, no importando, como expresó en la asamblea previa a los hechos sangrientos de aquel día –y cuya copia obra en nuestro poder–, que se corrieran “riesgos”, contradiciendo lo expresado tiempo después también ante los micrófonos de Radio Fórmula donde señaló que se había acordado acudir a la planta a charlar en “forma pacífica” con el comprador. Al respecto, material fotográfico recabado tras el enfrentamiento del 28 de enero, mostró una impresionante cantidad de piedras arrojadas al interior de la planta, elemento que ha demostrado que nunca acudieron en forma pacífica, tal y como lo habían acordado minutos antes en su asamblea.

¿Cuál fue la razón de fondo que impulsó a Vázquez Peña a tomar tan urgentes medidas extremas? ¿Era realmente justificado incitar a la violencia a sus agremiados? Todo indica que estaba a punto de ser desbancado de su trono porque como el mismo Miguel Vázquez lo establece en sus argumentos entregados a este medio, el empresario ya negociaba directamente con los copropietarios el pago de su parte proporcional del convenio de compra venta acordado dos años antes, cansado de que el “representante legal” urdiera sus acostumbradas argucias obstaculizando la entrega del dinero que por ley correspondía a los ex trabajadores.
La esposa del cacique, Guadalupe Muñoz
dirigente del ONMPRI de Hidalgo, se dice protegida de altos políticos

En el punto seis de los razonamientos entregados a este medio, el ex tesorero explica sobre el particular: “Cabe aclarar que el representante legal de Pacific International, Manuel Samuel Castro Mercado, había contratado los servicios del Notario Número 4 de Ciudad Sahagún para que diera fe de los pagos que efectuaría el miércoles siguiente a lo acontecido. Pagos incluso a muchos copropietarios que no eran sindicalizados y a ex empleados de confianza. Hecho que nos enteramos personalmente al asistir a la notaria antes dicha”.

Lo anterior corrobora que al sempiterno líder lo que menos le ha interesado tras el cierre de la armadora Dina es beneficiar a sus compañeros con la legítima venta de la planta. Sencillamente, se secaría la suculenta ubre de la que ha bebido todos estos años para su beneficio personal, se le acabaría el negocio y estaría expuesto a la acción de la justicia obligado a rendir cuentas a sus agremiados y cuyo manejo, como también establece con claridad en su denuncia el ex tesorero, siempre fue discrecional y a capricho de Vázquez Peña, lo que ha terminado por mermar los 524 millones de pesos arrojados en el valor del inventario físico realizado a las empresas MCI y SERSA, al momento de la adjudicación de la planta a favor de los trabajadores por parte de las autoridades de la Secretaría del Trabajo. El levantamiento físico y avalúo de todos los bienes se realizó en el año del 2004.
Denuncia de puño y letra


A su llegada al cargo, en julio del 2011, Vázquez Romero decidió practicar una auditoría a su antecesor José Luz Pérez Pastrana ya que las irregularidades brincaban por todos lados. En su punto cuatro, el ex funcionario sindical, explica: “Fui comisionado de cuentas junto con otros compañeros para aclaración, ya que había mal uso de los recursos de las ventas de los materiales, herramientas y todo lo que se había vendido de las ex empresas MCI y SERSA. Cuando se inicia mi periodo el 1 de julio del 2011, no quise recibir la tesorería por el tesorero saliente, ya que había muchas irregularidades en todas las carpetas de gastos, pero no existía ninguna carpeta de ingresos, por lo que nunca fue firmada el acta de recibido, practicando una auditoría interna, encontrando muchos gastos sin comprobar y sobre faltantes no pagados de los copropietarios que en comités anteriores le entregaron a José Luz Pérez Pastrana”.

Pérez Pastrana había jugado un papel de vital importancia en los primeros pagos realizados por Manuel Samuel Castro Mercado tras el convenio firmado con el sindicato en el 2010, pues junto con el entonces Secretario General, Rubén Espejel Alvarado, firmaron los recibos de las cantidades entregadas por el empresario, echando por tierra las falacias de Vázquez Peña de los incumplimientos del representante de Pacific International (Expediente Ultra No 37). Tiempo después cuando intentaron birlar tales recursos al comprador fueron enviados a prisión por el delito de fraude. Siendo aquí donde la “hermandad” de la mafia sindical empezó a resquebrajarse pues “El Pájaro”, poco hizo por sacar de la sombra a uno de sus más fieles subordinados, como lo denunciara en la asamblea del 27 de agosto del 2011, la esposa de Pérez Pastrana, quien indignada, señaló:

“Como lo dijo don Rubén hubo tres detenidos: el señor Rubén, el señor Loyola y el señor Pastrana; bueno, cuando yo visité a mi esposo en el Ministerio Público lo primero que me dijo fue: ve a ver al señor Pedro y al señor Artemio, cuando llegué al sindicato estaban los señores y su respuesta fue negativa, no prestaron ayuda moral, física ni económica. Fue una rotunda negativa”. Así quedó registrada la ingratitud del “apoderado legal”, como lo consiga claramente la copia del documento donde se tomó nota de la álgida asamblea de ése día, entregado a Expediente Ultra.
Algo de las migajas que Artemio
le otorgó al fallecido Cotonieto


¨Al analizar a detalle el contenido de la asamblea del 28 de enero del 2012, previa al misterioso homicidio de José Matilde Cotonieto Sánchez, se desprende con claridad que Artemio Vázquez Peña ya preparaba las garras para clavarlas en su nueva presa: los empresarios del llamado Grupo Venezuela, a los que buscaba por todos los medios ocultar los juicios entablados en su contra por los fallidos compradores como el Grupo Serna, de Saltillo, Coahuila, y Castro Mercado, de Pacific International. Dos eran pues las razones de peso para apoderarse de la planta, a como diera lugar: la primera, impedir que los copropietarios cobraran su parte proporcional de la venta de la planta para otorgar su firma de reconocimiento a Samuel Castro –lo que era el fin del negocio de “El Pájaro”–, y; dos: tener la posesión de las instalaciones para engañar a la gente de Grupo Venezuela bajo la apariencia de que todo estaba en regla.

De hecho, Artemio Vázquez argumentó a los asistentes a la asamblea que el nuevo abogado contratado para atender los juicios de la organización, Carlos Tello Huitrón, que cobraría cuatro millones por sus servicios, y se coordinaría con otro abogado de nombre Federico Carreño Carrillo, estaba de acuerdo en el uso de la fuerza para despojar de la planta a Manuel Samuel Castro. Así arengaba a sus huestes el “apoderado legal”: “Compañeros, se corren riesgos, compañeros como ya decíamos, ya tenemos argumentos y abogado que medio le comentábamos algo de lo que está pasando, y que él mismo vio y saco fotos, bueno pues ya se está trabajando en eso y pues ya tenemos que entrarle porque finalmente ya como decías, compañero, los otros abogados decían: eso no. Y a lo mejor hoy con todo lo que está pasando pues tenemos que frenarlo forzosamente”.

Horas después, la estrategia de Vázquez Peña y sus incondicionales dejaba como saldo un muerto, que se llevaba a la tumba una estela de dudas en torno a su deceso, y la detención del empresario Manuel Samuel Castro Mercado, que fue sacado por policías de la bóveda de seguridad de las instalaciones donde se guareció junto con sus hijos, así como de varios elementos de seguridad que custodiaban la planta. Con el representante de Pacific International en la cárcel se vino abajo el pago a los copropietarios. “El Pájaro” había ganado una vez más no importando que sus compañeros y sus familias siguieran pasando hambre.


La mafia sindical tomó al fallecido trabajador como bandera para tratar de crucificar a Castro Mercado quien luego de su detención, y ya instalado en el penal de Pachuca denunció que algunos funcionarios judiciales le habían pedido su firma devolviendo las instalaciones a cambio de su libertad. De hecho, desde el momento de que aparecieron a escena elementos policiacos, ministerios públicos y peritos comenzó a tejerse un enredo jurídico de tales dimensiones que desembocaron, hace un par de semanas, en la remoción del Juez Tercero Penal de Pachuca, Ciro Juárez González, quien desechó del pliego inicial de consignación, diversas pruebas periciales que indicaban con precisión que el disparo de arma de fuego que privó de la vida a José Matilde Cotonieto, fue realizado a menos de 80 centímetros de distancia pues el cuerpo presentaba el “tatuaje” de pólvora que dejan los disparos hechos a quemarropa, poniendo en tela de duda que la ojiva mortal tuviera su origen en alguna de las armas que gente de seguridad portaba el día del enfrentamiento, y cuya distancia era mayor a los 20 metros.

Así, aunque “El Pájaro” logró obstaculizar una vez más la conclusión de la venta de la planta armadora y pensó haberse quitado de en medio al incómodo empresario que se negó a aceptar sus chantajes, el “apoderado legal” no contó con que el empresario no cejaría en su intento de demostrar su inocencia ante las autoridades, pues mientras Vázquez Mercado y su gente lo acusaban directamente de haber sido el autor material del homicidio de Cotonieto Sánchez, otros implicados lo ubicaban como autor intelectual, razón por la que el acusado promovió un amparo ante el Segundo Juzgado Federal con sede en Pachuca, donde solicitaba la reposición del viciado proceso por parte del juez Ciro Juárez.

En una primera instancia se le negó tal derecho, pero en fecha reciente el Tribunal Colegiado del 29 Circuito, ordenó al Juzgado Segundo reponer el juicio de amparo; es decir, que para titular del Juzgado Tercero el mundo se le venía encima pues tendría que explicar a las instancias federales como es que pasó por alto las pruebas de necropsia donde se detallaba que el disparó que privó de la vida al ex trabajador, fue hecho a boca de jarro, como también testimonios como el rendido por el entonces Secretario de Seguridad Pública de Tepeapulco, con jurisdicción en Ciudad Sahagún, Jesús Carlos Bahena Olvera, quien declaró que había encontrado a Castro Mercado junto con otras personas en la bóveda de la empresa, a donde se había resguardado con sus hijos y otros empleados; es decir, que no había estado en el sitio del enfrentamiento como aseguraban “El Pájaro” y sus seguidores. Para fortuna de Ciro Juárez, su cambio de adscripción le llegó del cielo y lo libró de enfrentar cargos por negligencia oficial. Ahora la reposición del proceso con todas las pruebas allegadas por la defensa del inculpado, estará en manos del juez Anastasio Hernández Rodríguez.




El prolongado conflicto ya ha tocado a las puertas de la propia Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), así como de otros organismos internacionales como la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, lo que terminó por atraer la atención de medios nacionales como los espacios radiofónicos de comentaristas como Ciro Gómez Leyva y Sergio Sarmiento, y medios impresos como Milenio, donde se ha corroborado que lo publicado hace tres años por este medio, resultó ser una verdad contundente respecto al modus operandi de la mafia sindical de Vázquez Peña.

ESCONDIDO POR LOS RINCONES, TEMEROSO QUE ALGUIEN LO VEA…

Es innegable que con la reposición impostergable del proceso contra Manuel Samuel Castro, y la bomba de papel que en cualquier momento puede hacer estallar el ex tesorero Miguel Vázquez Romero, “El Pájaro”, está por asistir a las exequias de su ahora abollado trono sindical. Además de contar con las pruebas suficientes para comprobar los malos manejos y desvío de fondos en contra de los intereses de los mil 200 copropietarios, Vázquez Romero sabe a la perfección que el representante de Pacific no fue el asesino de Cotonieto Sánchez, al grado de que Artemio Vázquez y el abogado Carlos Tello, intentaron presionarlo para que declarara en contra de Castro Mercado, como lo denunció públicamente, y a nivel nacional, ante los micrófonos de Radio Fórmula.

En el documento entregado a Expediente Ultra, Miguel Vázquez no se arredra y abunda al respecto: “Artemio Vázquez Peña debe responder jurídicamente a lo acontecido; asimismo, hay varia gente involucrada donde aparece y sigue apareciendo, en un video en internet de la balacera de Ciudad Sahagún, donde se aprecia perfectamente que están moviendo el cadáver del extinto compañero, José Matilde Cotonieto Sánchez, de los que se identifican plenamente, está el actual Secretario General, Porfirio Ramírez Sarabia, con un suéter blanco, Hugo Arista Ruiz, con una chamarra de paño negra, Lorenzo Peña Zárate y otros, por lo que todos estos deben saber perfectamente quien le disparó al difunto, ya que la prueba de balística dice que el disparo fue hecho a unos 15 ó 20 centímetros de donde estaba, los cuales nunca han sido llamados a declarar”.

Continúa en su denuncia el ex tesorero: “Así como los que han declarado en contra del empresario Manuel Samuel Castro Mercado, ha sido por presión de los abogados y del apoderado, y como los obligaron a decir mentiras hoy están metidos en serios problemas judiciales, ya que por temor ya no se han presentado a declarar. Esta responsabilidad cae toda en el apoderado: Artemio Vázquez Peña, quien llevó a sus hermanos a las puertas de la fábrica: Fortino y Guadalupe Vázquez Peña, y otros más; los cuales no tenían nada qué hacer ahí. El primero, con un altavoz incitando a los copropietarios que estaban, de que tomarán la planta que era suya, quien se aprecia en uno de los videos con una visera blanca y de cabello blanco, canoso”.


En el video de referencia, también se ha detectado otro elemento que pasado por alto por las autoridades: el cadáver aparece con la sangre seca en sus ropas lo que hace pensar que no fue asesinado en el lugar del enfrentamiento y su cadáver fue sembrado con el avieso propósito de incriminar al representante de Pacific International.


Conforme pasa el tiempo y sus incondicionales van dándole la espalda, negándose a ratificar en los juzgados sus falsas acusaciones, el tic-tac de la bomba de papel que guarda celosamente el ex tesorero Miguel Vázquez, suena insistente anunciando la explosión que hará pedazos el emporio de abusos y corrupción montado por Artemio Vázquez, que parece llegar a su fin.