viernes, 12 de septiembre de 2014

Cipriano Charrez y sus viajes a Houston

Cipriano Charrez y sus viajes a Houston


Presunto socio del alcalde de Ixmiquilpan en la lista de detenidos por la DEA, en 2008


Las frecuentes visitas del edil a la ciudad texana parecen no tener la finalidad de promover los balnearios del Valle del Mezquital ni defender a los migrantes mexicanos; presuntamente, Charrez presentó a Abel Treviño, detenido en 2008 por traficar con drogas, como el empresario “hidalguense” que ayudaría a “certificar” a trabajadores mexicanos para laborar en Estados Unidos, empero, agentes de la DEA dicen lo contrario


Por Antonio Ortigoza Vázquez / Fotos Especiales y Facebook Liberal News

IXMIQUILPAN, Hgo.- Los viajes realizados desde el pasado año a la ciudad de Houston, Texas, por el alcalde panista de este municipio, Cipriano Charrez Pedraza, pueden tener, de acuerdo a indagatorias de los organismos de inteligencia estadounidense, un fin muy distinto al de “promover” el turismo extranjero hacia los balnearios del Valle del Mezquital, o el apoyo de migrantes hidalguenses que se aventuran a buscar trabajo en los Estados Unidos.
Todo puede ser parte de una bien montada parafernalia para ocultar presuntos vínculos, no precisamente de amistad, que el edil ha tejido desde su cargo como “alcalde independiente y autónomo”, con personajes relacionados al tráfico de estupefacientes de nuestro país hacia la Unión Americana, según ha documentado la Administración Antidrogas de Estados Unidos (DEA por sus siglas en ingles), y difundido con amplitud la prensa estadounidense, desde el 2008.

Miembro del “Clan Charrez”, que ha convertido el control político de la región en un jugoso negocio personal logrado a base del chantaje y la violencia junto con su hermano Pascual – éste último, aparentemente situado al otro extremo de la ideología política como seguidor de Andrés Manuel López Obrador--, Cipriano Charrez, no únicamente ha terminado por aislarse de la sociedad que dice gobernar, cansada de su estilo autoritario de ejercer el poder, sino que ha aprendido a manejar la mayoría que su partido en turno, el PAN, ostenta en el cabildo, para manipular al cuerpo edilicio a sus muy particulares intereses, al grado de convertir a sus integrantes en dóciles cómplices de alianzas y acuerdos que el edil teje en el extranjero, mismos que desconocen sus acuerdos secretos, al creer a pie juntillos el sinfín de patrañas que el munícipe argumenta en sus cada vez más constantes ausencias.

Desde finales de mayo del 2013, y bajo el pretexto de comenzar a sentar las bases de un proyecto de promoción turística que incluiría, de paso, el apoyo a los connacionales, a través del trabajo conjunto con una serie de organizaciones de migrantes como Estamos Unidos Mexicanos, del activista Andrés Peña de la Cruz, el munícipe comenzó a ausentarse de sus funciones y, en efecto, en junio del pasado año, logró acuerdos con la citada asociación civil que, curiosamente, funciona en la ciudad de Houston, Texas. Charrez Pedraza mostró una foto donde aparecía con Peña concretando y firmando proyectos para auxiliar en el vecino país a los ixmiquilpenses deportados, con el fin de ayudarlos con los asuntos de la reforma migratoria en la Unión Americana.

Según dijo entonces, la relación de trabajo con Estamos Unidos Mexicanos, serviría para gestionar y dar seguimiento a los trámites que requirieren los oriundos del municipio con el fin de retornar a Estados Unidos a laborar, dentro del marco de la legalidad estadounidense. En su momento, Andrés Peña declaró que su organización actuaría de forma conjunta con Charrez para que los indocumentados de esta región hidalguense, “tramiten sus documentos dentro de la reforma migratoria de Obama, porque tienen derechos y pueden retornar a la Unión Americana”.
Tras la firma del convenio el presidente municipal de Ixmiquilpan dijo que su gobierno pondría a disposición de los migrantes deportados y los que están en los Estados Unidos, todos los trámites de documentación que expide el ayuntamiento con todas las facilidades”, incluso, se comprometió a que la oficina de Relaciones Exteriores del municipio canalizaría los procesos para que fueran encauzados hacia los Estamos Unidos Mexicanos, en Houston, Texas, para su seguimiento.

Y de ribete, no tuvo empacho en señalar a su retorno a México: “Me comprometí con mis paisanos migrantes en Estados Unidos, durante la gira de trabajo que realicé, y voy a cumplir para que puedan regularizar su estancia allá, pero sobre todo para que puedan ir y venir cuando quieran a ésta su tierra”.

Hasta aquí, la primera fase de su encubierto plan parecía marchar a las mil maravillas pues había conseguido obtener la excusa perfecta para proseguir con sus periplos hacia los Estados Unidos, ostentándose como todo un “paladín” de los migrantes hidalguenses.

La segunda fase de su inconfesable estrategia, inició en agosto del 2013 cuando su administración firmó con empresarios turísticos del Valle del Mezquital el convenio para la crear nada menos que la Agencia Internacional de Viajes: Promoción Turística y Artesanal, que tendría como base de operación, vaya casualidad, la ciudad de Houston, Texas, y que, según se argumentó, buscaría promover a la entidad como “opción” para el turismo estadounidense, o mejor dicho, a la zona de balnearios de la región.

Charrez logró convencer a 20 empresas turísticas de la zona para sumarse a lo que se dijo, sería un “proyecto internacional”, casi compitiendo con sitios paradisiacos de la talla de Cancún o Acapulco. De ése tamaño el garlito del edil. De hecho, se anunció y se programó una nueva visita a la ciudad texana, misma que se realizó en noviembre pasado y en la que no tuvo empacho de emboletar en su tramposo entramado a Erika Saab Lara, la titular de la Casa Hidalgo, institución del gobierno del Estado que opera en Houston, precisamente como apoyo a los hidalguenses que requieren orientación y ayuda en la Unión Americana.

Antes de partir, Charrez dijo a los integrantes del cabildo y a los medios que su viaje respondía a una invitación “de la Casa Hidalgo”, en Houston, pero nunca mostró el documento que avalara dicha invitación. De hecho, se invitó sólo pero fue institucionalmente bien recibido por Erika Saab, lo que aprovechó para colgarse del protocolo oficial, tomándose la foto con sus acompañantes, entre ellos el director de Turismo Municipal de Ixmiquilpan, Tomás Pérez Casas, quien a su retorno presumió a los cuatro vientos: “nuestros empresarios otomíes ya se incorporaron a la globalización de los bisnes, ahora estarán entrando a los Estados Unidos a hacer negocios, entrarán por la puerta grande, los gringos se tienen que empezar a acostumbrar a vernos allá, pero ya no de mojados, ahora en plan de negocios porque la agenda internacional apenas comienza”.

Lo que se cuidó de comentar al igual que su jefe superior inmediato, era que realmente nunca se realizó un estudio o sondeo de mercado para saber cuáles eran las preferencias turísticas de los habitantes de Houston, una de las ciudades con más alto nivel de vida en los Estados Unidos y cuyos habitantes distan mucho de ser los potenciales clientes de los balnearios del Valle del Mezquital. El trasfondo que llevó a Charrez a Houston, perece ser muy distinto a las excusas planteadas de manera pública.
Guardada bajo siete llaves ha mantenido el alcalde la personalidad de uno de los supuestos empresarios texanos, interesados en hacer negocios turísticos y de otra índole con la gente de Hidalgo. Fuentes allegadas a Expediente Ultra, apuntan a que durante sus visitas, Charrez se ha reunido en corto con Abel Treviño Junior y a quien el edil ha presentado como un aparente hombre de negocios “hidalguense” dedicado presuntamente al ramo de la petroquímica con el que, según ha trascendido, busca acordar la “certificación” de trabajadores ixmiquilpenses para que puedan laborar no únicamente en la Unión Americana sino también en Canadá.

¿Pero quién es y qué tiene de particular Treviño Junior?
En primer lugar, que no es originario de Hidalgo, como refiere el edil, sino neoleonés; y en segundo lugar, y lo más grave del caso, que fue encarcelado en 2008, en los Estados Unidos, junto con otros 17 cómplices por tráfico de drogas a los Estados Unidos.

Treviño fue detenido el 23 de abril del 2008 en las oficinas de la Federación de Tamaulipecos de Houston, de la que era miembro honorario, lo que según las versiones periodísticas, causó una verdadera sorpresa entre los integrantes de dicha agrupación pues su captura se dio minutos antes de que iniciara una sesión solemne del organismo. El edificio sede era propiedad de Treviño.

De acuerdo a la información difundida a los medios por el agente especial de la Administración Antidrogas de los Estados Unidos (DEA), Zoran Yankovich, Abel Treviño fue enviados a prisión, con 17 personas más, por ser parte de una red de narcotraficantes que operaba desde Monterrey a Estados Unidos, utilizando cinco compañías de transporte, entre ellas: Transtar, línea ampliamente conocida en Nuevo León y Tamaulipas; Neptune Tours, Los Primos, USA-Mex y Ameri-Mex.

Tras una investigación que duró cinco años, la policía americana detuvo a todos los involucrados en el contrabando tanto de cocaína como de marihuana, droga que ocultaban en compartimentos secretos de los autobuses de las empresas citadas y que se dedicaban al transporte de pasajeros entre México y los Estados Unidos.

Además de la detención de Treviño Junior, uno de los propietarios de las empresas involucradas, en el operativo de la DEA se logró la confiscación de más de 66 kilos de cocaína y una gran cantidad de marihuana que era transportada oculta en los compartimentos especiales de los sofisticados autobuses. Las empresas tenían oficinas tanto en la ciudad de México como en Monterrey y Nuevo Laredo, pero además en Valle del Río Grande, San Antonio y por supuesto, en Houston.

De acuerdo a las conclusiones de la DEA, los propietarios y gerentes usaron las empresas como fachadas para el traslado de drogas de México hacia varias ciudades estadounidenses. Este esquema de contrabando que inició en el 2001, permitía a los narcoempresarios cobrar 500 dólares por llevar un kilo de cocaína al otro lado de la frontera, pero la tarifa podía subir hasta 7 mil dólares para trasladarla lugares tan distantes como la ciudad de Nueva York.

Además, bajo esta fachada, empleaban a conductores, cargadores y personas que entregaban las drogas, las cuales en su mayoría fueron contratadas bajo el engaño de realizar un trabajo honesto y ni siquiera se enteraron qué era lo que realmente transportaban o repartían. “La parte principal de este negocio era transportar drogas, no pasajeros”, afirmó el agente Zoran Yankovich.
El tinglado empezó a resquebrajársele a Cipriano Charrez cuando a finales del pasado mes de marzo, el dirigente de Estamos Unidos Mexicanos, Andrés Peña, alertó sobre las torcidas y aviesas intenciones del alcalde de Ixmiquilpan y de la Dirección de Promoción Turística que pretendían crear una “oficina fantasma”, con el fin de defraudar a los contribuyentes bajo el falso argumento de “promocionar” al municipio.

Peña denunció que el convenio firmado un año antes con su organización resultó un “plan ideado” por Charrez con el objetivo de esquilmar a los contribuyentes y a los empresarios. Recordó que uno de los argumentos utilizados por el edil fue que se promocionaría al municipio y se capacitarían soldadores para buscarles empleo en Estados Unidos. La “certificación” donde aparece a escena el polémico Abel Treviño.

El activista agregó que lo que buscaban tanto el alcalde como el titular de turismo del municipio “era usar la sede de nuestra agrupación en Houston para poner una pancarta y hacerla pasar como una oficina de promoción turística de Ixmiquilpan, con la finalidad de decirle a los contribuyentes que andaban trabajando por acá y justificar la erogación de miles de dólares del erario público, a lo que me negué”.

Más grave aún, Peña aseguró que ambos funcionarios tenían la intención de defraudar a los dueños de los balnearios y centro de recreación del Valle del Mezquital, mostrándoles fotos de oficinas supuestamente pagadas por la alcaldía; además, como organización se dieron cuenta que todo se trataba de un engaño pues “ni siquiera había una estrategia, ni un programa de trabajo para hacer tal promoción”. Tampoco existía la intención de ayudar a los migrantes hidalguenses con los asuntos de la Reforma Migratoria. Estamos Unidos Mexicanos, decidió romper todo nexo con la escenografía de cartón que montaba Charrez para engañar a los ixmiquilpenses y la opinión pública del Hidalgo.

¿Qué hay entonces tras el denodado interés del alcalde por viajar con tanta frecuencia a Houston? ¿Sólo pasearse o acaso contribuir a dotar de ingenuos empleados para reconfigurar la red de tráfico de drogas de Treviño Junior, bajo el anzuelo de conseguirles empleo en Estados Unidos como trabajadores “certificados”? Una mina de oro, cancelada por la DEA, pero que espera nuevamente ser echada a andar.

Si bien políticamente el alcalde ha tenido un desempeño gris y carente de todo consenso social, su ambición y prepotencia, parece no tener límites; en septiembre del 2012, durante su primer informe de gobierno, los seis regidores de oposición, de los 18 que conforman el cuerpo edilicio, abandonaron el evento por su “forma autoritaria de gobernar”. Además de llegar tarde, el alcalde debió llenar el local con acarreados de la organización Sociedad Integral de Organización Nacional (SION), el brazo armado y porril que controla su hermano Pascual Charrez.

Amparado en lo que invoca como “autonomía” municipal, Cipriano Charrez Pedraza, ha tenido una gestión, como lo denuncian con razón sus opositores, “carente de rumbo y falta de visión política”, y que sin el menor sustento político ha avasallado a la sociedad de Ixmiquilpan.


Muestra de su intolerancia y prepotencia, fue la inclusión de músicos relacionados con la difusión de violentos narcocorridos como El Komander, en la pasada Feria de Ixmiquilpan que anualmente se realiza en honor al Señor de Jalpan, y en cuya organización ignoró los reclamos de los habitantes no únicamente por los altos costos de las entradas sino por el tipo de espectáculos que Charrez, por sus pistolas pero en sintonía con su idiosincrasia y los negocios que seguramente piensa concretar allende el Río Bravo, impuso a la población.

Los excesos llegaron al grado de que la alcaldía sin empacho alguno, anunció que no escatimaría gastos para salvaguardar la estancia del Komander, sufragando 300 mil pesos para su seguridad personal, nombrándolo incluso “embajador cultural” del municipio; en reciprocidad, el representante del cantante, cuyas presentaciones han sido prohibidas en infinidad sitios del país por los desmanes que incita a realizar el violento cantante, dijo que se pensaba ya componer un corrido a Ixmiquilpan y hasta incluir en la letra fragmentos en otomí. La burla y el abuso cometido por Charrez a la población no tuvo límites pues además con fondos municipales se pagó las millonarias cifras que cobran tanto El Komander como otros grupos como Banda R-15, en un municipio donde abundan las carencias y la pobreza.

Eso sí, Charrez Pedraza defendió la presencia del polémico artista ponderando la “libertad de expresión”, como si él mismo tomará en cuenta la suprimida libertad de opinión de los habitantes de su municipio, a los cuales, como en su momento expresara el ex presidente Carlos Salinas, en alusión a sus críticos, “ni los ve, ni los oye”. Y menos rinde cuentas de su disparata administración que al tener mayoría en el cabildo, ha terminado por borrar de su diccionario la palabra “transparencia”.


Va siendo hora de que los regidores de oposición y la ciudadanía de Ixmiquilpan, pidan las aclaraciones pertinentes a su presidente municipal sobre su presunta relación con el ex presidiario Abel Treviño Junior y explique, sin falsos montajes, los verdaderos motivos que lo han llevado en los últimos dos años a Houston. La DEA, como ya señalamos, conoce perfectamente a este empresario que supuestamente, según Charrez, “certificaría” a trabajadores hidalguenses para trabajar legalmente en los Estados Unidos. Lo que los agentes de la agencia norteamericana si han certificado, es que Treviño se reúne con sus potenciales socios en el exclusivo restaurante Amason Grill de Houston. ¿Le dirá algo el nombre a Cipriano Charrez?

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